“Sociología de la Masacre” es el libro de Manuel Guerrero Antequera, que fue presentado en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), en una actividad organizada por la Escuela de Trabajo Social. La instancia se llevó a cabo en el marco de la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado, como un espacio de reflexión y discusión sobre la memoria histórica.
El texto fue comentado por la profesora PUCV, Adela Bork y la académica de la Escuela de Psicología PUC, Paula Luengo y el autor, con la moderación del director de la Escuela de Trabajo Social, Edgardo Toro.
En el texto, Manuel Guerrero Antequera, hijo de Manuel Guerrero Ceballos, profesor, dirigente del Partido Comunista y una de las tres víctimas del Caso Degollados ocurrido en 1985, indaga sobre distintos tipos de violencia. El autor es sociólogo y profesor de bioética en la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y revisa una nueva conmemoración del asesinato de su padre a través de la instancia de reflexión y discusión.
El libro analiza la violencia durante la dictadura chilena y desarrolla un estudio minucioso de la dinámica de la violencia cuando ésta se ocupa como un recurso para modificar las conductas de otro, lo que fue recurrente a partir del 11 de septiembre de 1973 en adelante.
“A 50 años del Golpe de Estado, vale la pena preguntarse, no solamente por quienes han sido calificados de parte del informe de verdad de reconciliación como perpetradores y otros como víctimas, sino el rol que nos cupo como población en la producción social de la violencia. La pregunta que se abre estudiando las distintas dinámicas de la violencia es qué rol estaríamos dispuestos cada uno de nosotros de cumplir. ¿Nos plegaríamos a la violencia? ¿Trataríamos de pasar desapercibidos? ¿O jugaríamos un rol de evitarla, modularla, frenarla?”, reflexionó su autor.
Además, explicó la relevancia que tiene el realizar este tipo de actividades junto a trabajadores y trabajadoras sociales, ya que durante la dictadura tuvieron un importante rol documentando, analizando y haciendo registro de lo ocurrido. Asimismo añadió que los profesionales “no sólo ayudaron a que se presentaran cientos, miles de casos y recursos de amparo para proteger y tratar de salvar las vidas que por miles se fueron perdiendo, sino que las trabajadoras sociales además contuvieron, dieron apoyo y comenzaron a construir bolsas de trabajo, ayudaron a que se formaran las primeras agrupaciones de familiares de detenidos aparecidos, de ejecutados políticos, a que hubiera trabajo cultural y esto a lo largo de todo el país ha apoyado las distintas parroquias”.
La instancia finalizó con una ronda de preguntas y de reflexiones tanto del libro, como de la experiencia del autor en la escritura de este. Asimismo, se dio un espacio para conversar directamente con el sociólogo y para la firma de libros.
Por Ivannia Cordero
Escuela de Trabajo Social
