El shinto y el budismo han permeado el tejido de toda la historia de Japón, desde su folklore su sistema de valores creando el "carácter japonés". El shinto la religión nacida en Japón centrada en adorar miles de espíritus de la naturaleza es un panteón de seres sobrenaturales: hadas, animales fantásticos, apariciones, monstruos, dragones y fantasmas. Algunos muy cómicos y divertidos. Son cuentos de "hace mucho tiempo", cuentos de fantasmas y de seres tristes y que sufren mucho. También historias muy divertidas con héroes magníficos como Kintaro el Niño de Oro sobrenatural, el diminuto enanito Issun-boshi y por supuesto la princesa Kaguya-hime.

Todos estos espíritus y seres sobrenaturales han sido incorporados al manga, la historieta con el estilo del dibujo japonés que ha fascinado y seducidos a millones de fanáticos en todo el mundo. A partir de los años 80 la industria editorial japonesa lanzó este "producto del imaginario japonés" que ha encantado a públicos muy diversos. Lo ha hecho adaptando las historias de revistas, de folletines gráficos a distintos formatos desde la novela a video- juegos, películas y series de animación o animés. Evolucionó desde revistas infantiles al género del horror, historias violentas de samuráis, guerras entre bandas criminales, erotismo y sexo.

El folklore japonés también ha sido influido por otras civilizaciones. Especialmente los relatos épicos y epopeyas de la antigua India. Es el caso del hombre-mono Hanuman del libro Ramayana.

El manga japonés constituye una de las tres grandes tradiciones de historieta mundial junto a la de Estados Unidos y la franco-belga. Abarca una extensa variedad de géneros y llega a públicos diversos. Es una parte muy importante del mercado editorial de Japón y motiva múltiples adaptaciones a distintos formatos: series de animación (anime), con imágenes reales, cine, novelas, videojuegos. Son verdaderos "folletines" producidos alrededor de un héroe que seduce a sus seguidores en anime, o imagen real, videojuegos, películas y novelas.

FLV/jan17