Boletín N°1 Red G9: Promoviendo la conciliación y la corresponsabilidad en Educación Superior
¡Les damos la bienvenida! Desde la Comisión de Equidad de Género de la Red G9 hemos preparado este boletín semestral, que tiene como propósito contribuir al fortalecimiento de prácticas corresponsables al interior de las universidades, generando condiciones que permitan que todas las personas tengan las mismas posibilidades de desarrollarse en el ámbito profesional, académico y estudiantil. Ello implica convocar a nuestras comunidades a reflexionar en torno a los roles de cuidado que se han naturalizado y reproducido a lo largo de la historia, invitando a que todos y todas se involucren en el desafío de deconstruir los discursos hegemónicos que han producido inequidades y desigualdades estructurales en las trayectorias de las personas.
¿Por qué hablar de equidad de género y corresponsabilidad?
La división sexual del trabajo es una consecuencia directa de los roles socioculturales y estereotipados asignados a mujeres y hombres a partir de sus diferencias sexuales. La reproducción histórica de los roles de género ha provocado una “naturalización” o “normalización” de los hombres en los espacios públicos (remunerados) y de las mujeres en el espacio privado, con responsabilidades domésticas y de cuidado (SERNAMEG, 2020). Si bien en las últimas décadas se han producido numerosos cambios en la sociedad, aún persisten brechas y prácticas socioculturales que dificultan el avance hacia de la equidad de género y que obstaculizan el fomento de la corresponsabilidad como un principio fundamental para el logro de la igualdad sustantiva.
Continúa leyendo aquí
Sabías que…
Según la OIT, en Chile los hombres dedican 16,8 horas semanales al trabajo no remunerado, mientras que las mujeres destinan 41,1 horas a estas actividades (OIT, 2019).
Cuando se habla de cuidados se hace referencia a la “acción de ayudar a un niño, niña o a una persona dependiente en el desarrollo y bienestar de su vida cotidiana. Engloba, por tanto, hacerse cargo del cuidado material, que implica un «trabajo», del cuidado económico, que implica un «costo económico», y del cuidado psicológico, que implica un «vínculo afectivo, emotivo, sentimental (CEPAL, 2015).